Eduardo Córdova

El Rey de los Tambores

En una era de la electrónica, de música mecánica de la galaxia eléctrica, los instrumentos acústicos, prístinos, auténticos como el tambor, toman vigencia, viejos y novedosos instrumentos de piel y madera vuelven a cobrar nueva dignidad.

El Rey de los Tambores, Eduardo Córdova, finaliza el año 2006 con un rotundo éxito en Europa, llega con sus maletas llenas de buenas críticas y de planes futuros. Del 9 al 17 de septiembre se presentó en La feria del Levante, el encuentro comercial y cultural más importante de Europa, después de la feria de Alemania. La Feria que ya cumplió 70 años, posee 150 mil metros cuadrados en la ciudad de Bari, al Sur de Italia. Es una vitrina multicultural que reúne expresiones locales e internacionales en los dominios de la industria, los bienes de consumo masivo y la artesanía. Cuba participó por primera vez con una representación del Fondo Cubano de Bienes Culturales, con Eduardo Márquez trabajando la artesanía con hojas de tabaco, Maribel Vidal y Eduardo Córdova con instrumentos musicales con un trabajo de pinturas relacionados con la música: toca y pinta simultáneamente, un experimento que resultó muy prometedor ante muchos de los 700 mil asistentes.

Anteriormente a la Feria del Levante, Córdova participó, una vez más, en el Festival Latinoamericano de Milán, en su edición XVI, del 15 de julio al 15 de agosto. El Festival ofrece una muestra de artesanía, conciertos y la cultura de la auténtica realidad latinoamericana. Córdova se presento en el festival con la presentación del disco Flor de Pasión en el cual el grabo la percusión con su bata de siete boca. Por Cuba asistieron Los Van Van, Paulo Milanes , Manolito Simonet, Yumurí, Eliades Ochoa y del campo internacional Juanés, Gilberto Santa Rosa, Víctor Manuelle.

Eduardo Córdova ha empeñado todo su esfuerzo en la música acústica y la construcción de tambores que ahora se unen a la creación plástica, una especie de performance. De repente el joven artista cubano se ha situado como el Rey de los tambores cubanos, herencia africana de siglos pasados que se remontan a tiempos ancestrales.

Recuerdo a Eduardito a su llegada a la Escuela de Instructores de Arte, éramos muy jóvenes, hace 28 años, allí se desarrollaron talentos de la escala de Miguel Díaz (Angá) -fallecido recientemente en España-, uno de los seguidores de Chano Pozo. Eduardo Córdova viene de esa generación que ahora domina el panorama musical de Cuba. Pero Córdova, más que un percusionista, un músico, un constructor de tambores y pintor de obras que tienen mucha relación con la música litúrgica, produce obras que son como avenida de árboles y tambores, defendiendo el medio ambiente, la ecología que hay que proteger a toda costa.

"El mensaje que quiero trasmitir en mis tambores, en mis pinturas, en mi obra, es transportarnos a los orígenes, el tambor es el ritmo del corazón, de la tierra. Mi música es Cuba, la voz de un pueblo que tiene una herencia de cinco siglos o más, que recibió la fuerza vital de Europa, África, la China y toda América; somos como una gran civilización, una encrucijada con la que todos tienen que contar en el mundo".
En el 2004 Córdova se encontró en el Forum de Barcelona, con los percusionistas del Circo Baoba de Guinea, con los que estuvo más de 30 minutos conversando con códigos musicales. "Creo que la Torre de Babel se hubiera construido si la hubieran emprendido los músicos".

El interés por la talla de tambores de Córdova surge casualmente, siempre tuvo en la mente que los percusionistas deberían saber hacer algún instrumento. En la etapa inicial de la música en Cuba, los propios negros esclavos venidos de África, reprodujeron, a su manera, los instrumentos musicales de su pueblo. Y también se inventaban instrumentos cordófonos como el tres de la música sonora oriental.

"Por ese motivo me di a la tarea de construir mi primer tambor, desconocía las técnicas del tallado, en mi primera experiencia obtuve un tambor con cavidades irregulares, con muchos orificios, dando por resultado un rostro con una expresión muy fuerte, la gente decía que tenía una energía como una escultura. Lo fui perfeccionando para lograr la talla del rostro, y a partir de entonces me vino la idea de que los tambores podían llevar figuras y tallas sin que perdieran su sonoridad".

De esa originalidad Córdova llega a construir en 1995, en pleno Boom de la salsa cubana, un Tambor de Siete Bocas, es como un séquito de tambores batá, con una serie de posibilidades tímbricas y cualidades sonoras. Un instrumento que puede hacer el sonido de cuatro percusionistas y suena con el timbre de los tres tambores batá, más el golpe de batería, donde se fusiona lo tradicional con lo actual y le ha dado la posibilidad de tocar con grandes músicos internacionales.

Con esos presupuestos Córdova crea su grupo musical Obbara: Oddún (signo) yoruba que habla de riqueza, comercio, verdad, mentira lengua. En el predomina Changó, orisha yoruba, dueño del fuego, los tambores, el rayo, la fertilidad y la virilidad. "El grupo se funda en 1999, cerrando el milenio, un gran momento de la música en Cuba. Lo integran 9 artistas: cantantes, percusionistas y bailarines, en el universo afrocubano con cantos y danzas tradicionales y elementos contemporáneos. Ofrecemos conferencias, exposiciones, muestras de construcción de tambores y también incluyo un grupo de estudiantes jóvenes que entreno personalmente."

En la especialidad de la pintura, Córdova está empeñado en dedicar toda la energía, uno de sus sueños que lo persiguen desde hace tiempo, en esta última experiencia en Europa le fue muy bien. "En las pinturas deposito mis inquietudes, mi imaginación, el mensaje de mis ancestros, de la liturgia afrocubana de la santería cubana, siempre bajo el signo del tambor.

Eduardo ha logrado cautivar la crítica internacional y posesionarse en los eventos donde asiste. Le llaman "El rey de la música cubana", bautizado así en el Festival Latinoamericando de Milán en el 2003, debido a un criterio del especialista de arte y periodista Maximiliano Maggese, en un artículo en el periódico Il Giorno, que estuvo presente ante una presentación del percusionista cubano mientras tocaba su Tambor de Siete Bocas.

El máximo honor logrado por Córdova en esta gira por Italia consiste en las opiniones del crítico de arte, Vittorio Sgarbi, de la Asesoría de la Cultura de Milano y del Ministerio de Cultura:
"Eduardo Córdova promete querer en serio dedicarse a la pintura, siempre con mayores posibilidades de aplicación .Y ya vislumbramos un gran desarrollo futuro a sus imágenes potencialmente infinitas, las que todavía quedan por descubrir, hechas en tamaños cada vez más largos y monumentales, con complicadas combinaciones. Córdova se convence de sentir el latido del corazón de la naturaleza divina. Toma de la tierra, el aire, la gente de su alrededor y la traduce en sonidos. Córdova es sobre todo un percusionista famoso, un virtuoso extraordinario de los tambores. Su música penetra en nuestra piel, en las zonas más vitales del cuerpo, en la mente. Es la música del imaginario colectivo, traducida a la imaginería (arte y técnica de tallar o pintar imágenes religiosas) del creador".




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